miércoles, 23 de octubre de 2013

Parte 4 - Primer viaje


De camino a Cirius iba pensando qué habría en esa feria de magos. Llevaba unos días pensando en ir, desde mi acalorada visita a Maskir. Sabía que en esa feria de magos podría encontrar algo que me diera un resquicio de memoria para poder recordar todo lo que pasó antes de despertarme en aquel terrible lugar.

El valle de Arín era precioso, todo lleno de árboles a ambos lados de la senda, y muchas flores alrededor. El lugar no era propicio para una emboscada, mayormente porque el lugar estaba bien iluminado y el sol se filtraba a raudales entre los árboles.

Cada vez que daba un paso, 
Escarcha andaba más despacio. Poco a poco se fue haciendo más lento el recorrido del paisaje. Miré a mi montura y me pregunté qué pasaba. En el momento en que levantaba la vista al frente, mi caballo se paró en seco.


Allí estaba él, pero no era realmente él. Me sentía totalmente fuera de lugar. Mi visión se tornó como si estuviera entre niebla. Lo que antes era el bosque precioso, ahora se convirtió en nada. Una auténtica y horrenda nada... Miré hacia abajo, y bajo los pies de Escarcha no había nada, era como si estuviéramos suspendidas en el aire. ¿Era real o una ilusión? Gracias a que Escarcha estaba entrenada para este tipo de cosas, no se encabritó ni nada. De repente, yo me desmayé, y después no sé qué más pasó.

Cuando me desperté, estaba otra vez en el bosque, en un claro bastante amplio. 
Escarcha se encontraba pastando tranquilamente. Y yo estaba tumbada en el centro del claro, con una manta de piel que llevaba en una de las sacas de Escarcha. Me incorporé un poco, y me dió un punzante dolor de cabeza. ¿Me habría caído de Escarcha? Nunca me había caído de ella, no creía empezar en ese momento.

-Vaya, ya te has despertado. Pensaba que no te despertarías nunca.

Oí la voz de un desconocido, y eché mano a mi tizona, pero no estaba. Entonces me di cuenta de que mi montura estaba desensillada y limpia, mi armadura de cuero totalmente limpia y doblada a mi lado, y mi espada engrasada y encima de la ropa.


-Pues, aunque me haya despertado, me duele bastante la cabeza. Y a decir verdad tengo un par de preguntas que hacerte.- dije con mirada desafiante al forastero.

-Habla, pues. Tenemos toda la mañana- dijo el hombre sin nombre descaradamente.

Qué extraño personaje... Iba vestido con túnica, con lo que he de suponer que fue él el que me asaltó en mitad del sendero, el que desensilló a Escarcha y el que me ¡desnudó!

-Para empezar- dije acalorada por tales pensamientos- no se quién eres, ni qué quieres de mí. No sé cuánto llevo inconsciente, además de que tampoco sé porque me asaltaste de ese modo en mitad del sendero e incluso creaste las visiones.- dije con un tono que denotaba mal humor.

Para mi sorpresa, el extraño personaje se rió tan socarronamente que me dejó bastante perpleja. Pero cuando terminó de reír contestó a todas mis preguntas con una sonrisa en la cara, y yo estaba más enfadada que al principio.

-Es cierto - dijo -, aún no me he presentado. Soy Skir de Almasa, de las tierras del sur. Llevas inconsciente más de 3 horas. Te asalté porque estaba esperando tu llegada, ya que sabía que vendrías por este camino. Las visiones eran una forma de parar a tu caballo sin necesidad de pelear, ya que sólo quiero hablar contigo y que me prestes tus servicios con la espada, mi querida Elensar.- dijo esto último con una amplia sonrisa en la cara.

-¿Cómo sabes mi nombre?¿Cómo sabías que vendría por este camino? ¿Qué más sabes de mi? - 
Ya me había incorporado del lecho en el que me hallaba, y miraba a Skir, como así decía que se llamaba, con una miraba que habría acobardado a más de uno.

-Elensar, te conozco desde que naciste, tenemos un lazo que nos une. Siempre he estado ligado a ti, como tú lo estás a mí. -dijo-. Hace 3 años perdiste la memoria después de una ardua batalla entre dos reinos. Esa batalla fue causada por ti. Cuando despertaste después de tu sueño, perdí el contacto con tu ser, pero hace meses que sigo buscando ese lazo que nos une, hasta ayer.

-¿Pero quién eres?¿Cómo sabes tanto de mí?- yo ya no me lo podía creer. Todo lo que estaba diciendo era cierto. Hacía un mes que llevaba sintiendo cómo alguien me espiaba, aunque siempre que miraba a mi alrededor no había nadie. No lo sé, era una sensación un tanto extraña y reconfortante a la vez.

El desconocido me miró con cara seria. Lo miré a los ojos, la primera vez que lo hacía desde el encuentro tan fortuito. En esos ojos vi algo que me resultaba extrañamente familiar. Pero no sabía el qué...

-Querida, - dijo Skir con mucho misterio-, yo soy...
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